lunes, 4 de junio de 2012

Parque Kennedy, Lima (Perú)

No es el parque más bonito que haya visitado. No es el parque más tranquilo. Tampoco es el más grande, ni el más frondoso. No es Central Park, ni el Retiro, ni el 3 de Febrero. Ni siquiera es el parque más importante de Lima. Situado en pleno centro urbano, en el barrio de Miraflores, se encuentra rodeado de coches, taxis y colectivos. Restaurantes, tiendas, humo, ruido y marea humana. Sin embargo tiene algo especial. Algo que no había visto nunca. Sin ningún tipo de temor. Descarados, limpios y regordetes. Algunos cariñosos, otros recelosos. De todos los colores. Tranquilos, como si lo que tienen alrededor no fuera con ellos. Confiados, sabedores de que nadie les hará ningún mal. Gatos, mininos, pequeños felinos callejeros. Conviven con la multitud, lejos de los tejados y de los callejones oscuros. A plena luz del día, descarados y relindos. Pasan tanto tiempo al lado de los limeños que adoptan las mismas costumbres. Las parejas se ven amenazadas cuando intentan disfrutar de un aperitivo bajo los árboles, sentados en un banco. Un gatito se acercará y suplicará un pedacito de bocata. Así están de rellenos los muy rufianes! Y después, una buena siesta. Lógico. El parque Kennedy cuenta con señal wi-fi. Supongo que es algo normal en las ciudades modernas, pero yo nunca lo había visto. Soy de pueblo, o casi. Exposiciones, puestos de artesanía, vendedores ambulantes de helados. Un buen lugar para descansar después de caminar por las concurridas calles de la capital. Y si es con un animalito peludo cerca, mucho mejor. Un grupo de niños expone sus dibujos para pedir a la gente que deje de fumar. Algunas mentes infantiles superan a tipos como Tim Burton. Antes, después...mucho después. Alguien dijo que Dios había creado al gato para que el hombre pudiera darse el placer de acariciar a un tigre. No sé si fue así o desciende del mono. Por si no os habéis dado cuenta, me encantan. Y el haber encontrado un lugar así, en medio de la urbe, de la velocidad y del consumismo, me hace sentir mejor. Si no os gustan, os pido una oportunidad para ellos. Solo os sacarán los ojos si pueden.

2 comentarios:

  1. Odio a los gatos... Ahí no comparto tus gustos amigo mío.
    Por cierto... has estado a una escasa cuadra de donde yo vivía cuando Lima era mi hogar...

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