En el paso fronterizo del Cristo Redentor, entre gigantes rocosos de más de 6.000 metros de altura, se encuentra una obra de la naturaleza tan bella como extraña. En plena cordillera andina, inmenso muro que separa Chile de Argentina, el viento no da tregua al viajero curioso que se acerca a observar el río Las Cuevas.
Da la impresión de que la naturaleza quiso ahorrarle esfuerzo al ser humano y que le concedió, generosa siempre, un paso hacia las montañas. Primero los incas, más tarde los ejércitos, utilizaron el puente para superar el obstáculo de unas aguas furiosas y frías. Unas aguas que se deslizan a su vez con suavidad por las rocas y crean un espectáculo de color impactante.
La mano del hombre, insaciable, quiso sacar provecho material del regalo. Hace más de cien años que se construyó un lujoso hotel, bajo el puente, que hoy se muestra arruinado. Las montañas, descontentas, decidieron que un alud de piedras acabara con él. El aspecto fantasmal de sus paredes añade cierta belleza al lugar, a la vez que nos enseña que con la Madre Tierra no se juega.
Ellas siguen vigilantes.
impresionante lugar, y las fotos son preciosas.Suerte la tuya poder verlo con tus propios ojos...
ResponderEliminarjo!! envidia..........
ResponderEliminarAlvaro!!!! que envidia sana, por dios!!!! Disfruta a tope!!! cada momento del viaje.....me gusta el blog.
ResponderEliminarBesos y cuidate